El petiso con esa sonrisa pícara de niño travieso que asomaba generosa, bajo su "casi" eterno bigote, marcó un estilo que nadie pudo emular en el ámbito de la comunicación.

Definir a Jorge Guinzburg implica desplegar un abanico de facetas en las que siempre brilló con exclusiva destreza: Periodista, guionista, humorista, productor teatral y conductor de radio y televisión. Se desempeñó en varias agencias de publicidad, actividad que le redituó varios premios. Su adaptabilidad lo convirtió en un "todoterreno" de los medios de comunicación.

  Lúcido entrevistador, incisivo y a la vez simpático, fue un sello que estampó en todas sus producciones, desde sus inicios. Poseía algunas virtudes que lo diferenciaban de los demás: era inteligente e informado, rápido y oportuno en sus intervenciones. 

  Sus filosas -y por demás jugosas- entrevistas fueron uno de los puntos más reconocidos de su trayectoria y le valieron el mote de «enano maldito», por su baja estatura y su rol implacable a la hora de preguntar lo que fuera necesario.

 El reconocimiento lo tuvo en audiencias masivas. Pero también en galardones, con numerosos premios, nacionales e internacionales, a lo largo de su prolífica carrera entre los que se cuentan ocho Premios Clarín Espectáculos y diez Martín Fierro que evidencian el nivel que había adquirido.

 

El Locutor


En radio, creó más de veinte programas entre los que se encuentran:


En Ayunas

   Llevado adelante por Guinzburg, Abrevaya y Ulanovsky en los inicios de la etapa democrática. Se emitía por Radio Excelsior a mediados de los añorados ochenta.

  Era un ácido y divertido programa periodístico matutino. En esa misma época salía al aire en la emisora porteña Sin anestesia, conducido por Eduardo Aliverti y Sueños de una noche de Belgrano, encabezado por -los entonces casi desconocidos- Jorge Dorio y Martín Caparrós.

   Sobre el programa Guinzburg opinaba: "A mí me parece que está marcado por varias cosas. En principio, por la irreverencia que daba no tener amigos en el medio. La otra cosa era que se le había sacado la mordaza a la gente. Durante esos años, la única ventanita que yo tenía para decir cosas era "Diógenes y el Linyera". Y de repente tenía un micrófono para decir lo que se me cantara... Y la tercera, me parece, fue el volver con muchas ganas de hacer humor...".


Vitamina G
Fue un programa creado y conducido por Jorge Guinzburg. Se emitió por Radio Mitre en horario vespertino y contaba con la colaboración de Ernestina Pais, Carlos Ulanovsky y Marcelo Palacios como columnista de deportes.

El Ventilador



Llegó a la radio en 1997. Fue un envío de lunes a viernes, de 9 a 13, en el 1119 del dial por Radio América

Con los tres mosqueteros: Jorge Guinzburg, Carlos Ulanovsky y Adolfo Castelo. Gabriela Radice, la voz femenina incondicional del espacio. Entre todos hacían volar las ideas y la jornada laboral comenzaba poco antes de las 7 y se extendía mucho más allá de las 13, hora en que El ventilador se apagaba.





 El periodista



Pionero del periodismo humorístico,  en 1986 hizo su aparición en la pantalla pública La Noticia Rebelde y con ella llegó el primer reconocimiento. Con la conducción de Jorge Guinzburg, Raúl Becerra, Carlos Abrebaya, Adolfo Castello y Nicolás Repetto, el ciclo se "insinuaba" por ATC y tenía un estilo irreverente que rompía con los códigos humoríticos tradicionales más conservadores de la época. Se caracterizaba por la rebeldía y el descaro total de sus conductores. Aportaba el innovador ingrediente de entrevistar con ingenio e ironía a sus invitados.


Con un formato novedoso, fresco y atrevido, rompió el molde de la TV Argentina y marcó una bisagra, un antes y después entre la prensa tradicional y conservadora, y una completa comicidad espontánea para abarcarla. Se convirtió en semillero para periodistas como Lalo Mir, y también para actores como Juana Molina y Daniel Araoz. Su último programa fue en 1989.
Mario Pergolini aseguró que Guinzburg y La Noticia Rebelde fueron una inspiración para la creación de CQC  (Caiga Quien Caiga) años más tarde.
En el año 1997 continuó dentro del género de la entrevista, ese que él sabía dominar tan bien y se renovó.  Decidió redoblar la apuesta. No era uno sino cuatro los invitados a los que Guinzburg interpelaba simultáneamente en La Biblia y el Calefón, un ciclo en el que se hablaba de todo, sin tapujos, y no faltaban las carcajadas alegres del conductor ni de sus estrellas. Lo que demuestra una vez más que a través de la
risa también se puede hacer periodismo.

Medios de comunicación

El 11 de octubre de 1987, La noticia rebelde decidió cambiar su clásica apertura con un crítico texto sobre los medios de comunicación, leído por un serísimo Abrevaya. El humorista utilizaba la pantalla para hacer una arrolladora denuncia sobre los medios: "Todos los argentinos estamos pagando los medios, tanto estatales como privados. Si los medios de difusión de la Argentina no trabajan en favor del proyecto de la mayoría de los argentinos, nuestro futuro será como nuestro pasado: una interminable y sangrienta pelea por espacios de poder, una constante y retardataria lucha por dominar a los otros". Después terminó: "Todavía cantamos, quien quiera oír que oiga y el que no, una deuda externa tendrá".

Un discurso apropiado para un gran analista, un perspicaz observador, a quien le gustaba jugar con las palabras. Decía que "el gran secreto de las discusiones es que primero hay que ponerse de acuerdo sobre qué discutimos primero", o declaraba rozando el aforismo: "En el caso de los medios de comunicación el principal problema es su dificultad de comunicación".

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