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   Satiricón fue una revista argentina de finales del siglo XX y considerada como la publicación que revolucionó el humor gráfico del  país. Su primer número apareció el 10 de noviembre de 1972, la publicación fue interrumpida varias veces hasta su desaparición en el 2005. Esta revista fue mensual y propuso una mezcla atractiva de información y pensamiento, humor y desenfado.
   El humor de Satiricón era desopilante. La revista se caracterizaba por su iconoclasia y no sólo todo el espectro político del momento era su blanco, sino que la burla y la ironía alcanzaban también a los prejuicios y pudores de la sociedad de clase media argentina, bastante pacata en la época.
   Andrés Cascioli, uno de los socios de la publicación junto a Oskar Blotta, Pedro Ferrantelli y Carlos Blotta cuenta: “El primer número fue una especie de Patoruzú mejorado. No teníamos idea de lo que íbamos a hacer. Descubrimos a Ulanovsky a través de sus notas en La Opinión. El acercó a Mario Mactas. Así se fue armando el equipo”




         La primera portada de Satiricón

 

El equipo: Los creadores de la revista fueron Oskar y Carlos Blotta, junto a Andrés Cascioli. La redacción estaba ubicada en la calle Viamonte Nº 759 de la ciudad de Buenos Aires, en el patio trasero de la agencia de publicidad "Blotta y Asociados". El staff inicial contaba con dibujantes, periodistas, historietistas y redactores de renombre, como Tomás Sanz, Carlos Ulanovsky, Mario Mactas, Carlos Trillo, Alejandro Dolina, Carlos Abrevaya, Jorge Guinzburg, Roberto Fontanarrosa, Grondona White, Crist, Dante Panzeri, entre otros talentos.

 

La censura: Fue varias veces censurada y clausurada. La primera vez se produce con segundo número en diciembre de 1972, cuando la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires decreta que ese ejemplar debe ser de exhibición limitada.

Luego en abril de 1973, el número 6 de la revista es también secuestrado por el municipio capitalino.

En septiembre de 1974, durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón finaliza la primera etapa de Satiricón. Su prohibición se establece mediante el Decreto 866/74 que se mantiene hasta el 13 de junio de 1975, cuando es levantada la clausura.

En diciembre vuelve a  aparecer la revista, en una segunda pero breve etapa, ya que en marzo de 1976, aparecerá el último número, en cuya tapa se leía "El demonio nos gobierna".

  Tras la aparición de esa edición y según narran los responsables de la revista "Los capitanes Corti y Carpintero censuraron la revista, con sugerencias acerca de lo que nos podía pasar si seguía saliendo, le hicimos caso y nos fuimos todos”

Con el advenimiento de la democracia en noviembre de 1983, comienza la tercera etapa de Satiricón, que culminará en octubre de 1986, esta vez por decisión de sus editores.

En diciembre de 2004 se produce el cuarto y último retorno, que duró hasta el 2005, con la publicación de un Anuario Satiricón. La revista estaba lejos en ese momento del éxito de lectores que la había acompañado en sus dos primeras etapas editoriales.

  Las sucesivas etapas de la revista posibilitaron también la vinculación entre guionistas y dibujantes. Satiricón representó también el despegue periodístico para Alejandro Dolina, que en los años 70 trabajaba en publicidad, y en 1972 comenzó a escribir colaboraciones en la publicación. Otro excelente dibujante que ilustró sus páginas fue Daniel Branca, fallecido en enero del 2005, que aportó las ilustraciones al desopilante guión de Oskar Blotta "El Sátiro Virgen".

Satiricón fue la primera publicación que se animó a tratar abiertamente el tema de la homosexualidad masculina en clave de humor. Tenía la sección PAN CON PAN donde se desarrollaban graciosas situaciones. En esa sección aparecía el Instituto Linus Hojeter de la calle Zelátraga 69 promocionando el Emoliente Kelorten a un precio accesible. 


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Diógenes y el linyera



Tras el fallecimiento de Guinzburg, Diógenes y el Linyera salió publicada de esta manera: Los personajes extrañándolo desde su viñeta.


Diógenes

Es un perro de raza indeterminada e indeterminable. Es el personaje en el que suele recaer la responsabilidad del remate cómico en cada tira, a través de las conclusiones cargadas de ironía pero sin malicia a las que llega observando a su dueño. A diferencia de Mendieta, otro conocido perro de la historieta argentina, éste no posee la propiedad de poder hablar ni su proverbial cobardía, aunque sus razonamientos suelen ser tan punzantes como los del personaje de Fontanarrosa.



El linyera

El Linyera es un vagabundo que habita alguna plaza de una ciudad que puede ser Buenos Aires o Montevideo. Siempre viste el mismo saco, pantalón, sombrero y zapatos estragados, siguiendo la tradición en los personajes gráficos de no cambiar su aspecto a lo largo de los años. Las situaciones que en Diógenes generan un pensamiento sardónico —la lectura del titular de un periódico, el retal de una conversación absurda, lo dejan siempre estupefacto y sin respuestas.


La élite del Humor

Tato Bores, Les Luthiers: Marcos Mundstock, Jorge Maronna, Carlitos Núñez Cortés, Sabat, Daniel Rabinovich, Rudy y Carlos López Puccio con Jorge Guinzburg, Luis Landriscina y El Negro Fontanarrosa.






































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